Actualmente, nos enfrentamos a nuevos desafíos en nuestra comunidad que requieren una integración más estrecha de los profesionales tanto en el ámbito de la salud como en el social. Estos desafíos incluyen la pobreza, la falta de acceso a servicios de salud, la desigualdad social y la marginación. En este contexto, la integración de profesionales en los ámbitos de salud y social se vuelve aún más crucial para abordar las complejas necesidades de las personas y promover el bienestar integral.
La interacción entre estos dos campos es fundamental para abordar esta complejidad. A continuación, exploramos los desafíos emergentes en la comunidad y la importancia de la colaboración entre profesionales de la salud y del trabajo social para hacerles frente de manera efectiva.
La importancia de la salud en zonas con necesidades de transformación social
Las zonas con necesidades de transformación social deben hacer frente a una serie de desafíos que impactan directamente en la salud y el bienestar de sus habitantes. La falta de acceso a servicios de salud adecuados, la vivienda inadecuada, la falta de empleo y la exposición a entornos poco saludables contribuyen a desigualdades significativas en salud. Estas disparidades pueden dar lugar a una mayor incidencia de afecciones crónicas, problemas de salud mental y una calidad de vida más baja en comparación con otras áreas.
El cambio climático
El cambio climático ha generado una serie de impactos en la salud comunitaria. Fenómenos climáticos extremos, falta de agua, olas de calor cada vez más notorias en nuestro entorno, la contaminación, entre otros, comienzan a afectar a la calidad del aire y del agua, aumentando la incidencia de afecciones respiratorias, infecciones transmitidas por el agua y enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental. Estos impactos son especialmente pronunciados en áreas vulnerables y con necesidades de transformación social.
La pandemia de la COVID-19 puso de manifiesto la importancia de la preparación y respuesta ante enfermedades emergentes. La pandemia ha hecho crecer otros problemas de salud, como la salud mental, las enfermedades crónicas no tratadas y las desigualdades en el acceso a la atención médica. Las comunidades vulnerables y con necesidades de transformación social han sido las más afectadas por estos impactos, resaltando la importancia de abordar las desigualdades sociales y de salud de manera integral.
El papel de la enfermera en zonas con necesidades de transformación social
Las enfermeras, con su enfoque centrado en la persona y su capacidad de proporcionar atención integral y personalizada, son el perfil ideal para abordar las complejas necesidades de salud en estas comunidades. Su proximidad a las personas les permite identificar y comprender las necesidades individuales y comunitarias, así como establecer relaciones de confianza y apoyo con los pacientes y sus familias.
Abordaje integral de las necesidades de salud y sociales
Las enfermeras no solo proporcionan cuidados, sino que también juegan un papel crucial en la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la coordinación de cuidados. Trabajan en colaboración con otros profesionales de la salud y del trabajo social para desarrollar e implementar intervenciones adaptadas a las necesidades específicas de la comunidad. Esto incluye la organización de programas de salud preventiva, la derivación a servicios sociales y comunitarios, y el apoyo en la autogestión de la salud.
La enfermera, como agente de cambio social y de salud, despliega un trabajo integral y promueve la participación comunitaria, empodera a los individuos y las familias para que tomen el control de su salud y aboga por políticas y prácticas que promuevan la equidad en la salud. Su enfoque holístico centrado en la persona y su compromiso con el bienestar de la comunidad la convierten en una pieza clave en la construcción de comunidades más saludables y resistentes. Es crucial reconocer la importancia de su trabajo y apoyar iniciativas que promuevan una atención más integrada y centrada en la persona en estas comunidades vulnerables.
Los programas específicos de salud comunitaria a través de la Educación para la Salud (EpS) juegan un papel crucial en la promoción del bienestar y la prevención de enfermedades en las comunidades. Estos programas se centran en la prevención primaria, promoviendo estilos de vida saludables, EpS y detección precoz de enfermedades. Su impacto se refleja en la reducción de la incidencia de enfermedades, el fortalecimiento de la participación comunitaria y el empoderamiento de las personas para tomar el control de su propia salud. La evaluación continua de estos programas es esencial para garantizar su efectividad y mejorar su capacidad para abordar las necesidades cambiantes de las comunidades a lo largo del tiempo.
Además, las políticas sociales en nuestra comunidad deben centrarse en los cuidados comunitarios y la igualdad de género, que son esenciales para promover cambios sociales significativos dentro de estos entornos de transformación social. Abordando las necesidades de grupos vulnerables y garantizando el acceso equitativo a servicios de salud de calidad, estas políticas contribuyen a reducir las disparidades sociales y a fomentar la inclusión, protegen la dignidad y la autonomía de cada individuo, y refuerzan su capacidad para participar activamente en la sociedad.
José Antonio Zafra Agea, doctor en Enfermería y docente del Grado en Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de Manresa
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