La disfagia se entiende como una alteración del sistema biomecánico del acto de tragar por incoordinación del proceso, obstrucción del paso, debilidad o rigidez muscular.
Incremento de interés y dificultades en el diagnóstico
En los últimos años ha ido adquiriendo un papel relevante, como lo muestra el aumento de publicaciones en esta área. También, las herramientas de detección, la exploración de la deglución, tanto clínica como instrumental, y el desarrollo de un abanico cada vez más amplio y específico para trabajarla lo demuestran. Aun así, se considera todavía un síntoma infradiagnosticado.
Una población vulnerable: personas mayores con patología crónica
Un colectivo especialmente vulnerable a sufrir disfagia, y que a menudo no se diagnostica, es la persona de edad avanzada con mucha patología crónica. La disfagia orofaríngea (DO) tiene una alta prevalencia en la población geriátrica. Según las fuentes, afecta entre un 30-40% de la población mayor de 65 años; entre un 56-78% de las personas mayores institucionalizadas; hasta un 47% de la gente mayor ingresada en un hospital general; y más del 50% de los residentes de edad avanzada en residencias. De forma global, la prevalencia de la DO en personas mayores hospitalizadas en unidades geriátricas agudas se calcula en un 47%. Cabe destacar que la prevalencia es más alta en pacientes de edad que además tienen enfermedades neurológicas y aumenta a medida que la persona mayor envejece.
Factores de riesgo y síntomas más comunes
La persona mayor se caracteriza por una pérdida de masa muscular y de su función (sarcopenia), una reducción de la elasticidad de los tejidos, cambios en la columna cervical, reducción de la producción de saliva, un estado dental deteriorado, reducción de la sensibilidad oral y faríngea, del gusto y del olfato, y disminución de la capacidad compensatoria del cerebro. Todos ellos son aspectos que aumentan la susceptibilidad de manifestar disfagia y pueden actuar como factores precipitantes.
La manifestación en la persona mayor se muestra con la presencia de los siguientes síntomas:
- Tos durante las comidas o una vez finalizadas
- Dificultades en la masticación
- Caída de comida fuera de la boca
- Restos de comida en la cavidad oral
- Cambios en la calidad de la voz después de las comidas
- Aumento de secreciones o mucosidades después de las comidas
- Evitación de determinados alimentos
- Atragantamientos
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Consecuencias y abordaje terapéutico
La disfagia puede provocar graves consecuencias para la salud, como por ejemplo el paso de los alimentos o de los líquidos al pulmón (broncoaspiraciones), desnutrición o deshidratación. También tiene una clara incidencia en la calidad de vida.
La presencia de alguno de los signos antes comentados debe alertar y ponerse en conocimiento del médico o médica para que este pueda derivar al especialista que pueda realizar la mejor evaluación. Los logopedas son los profesionales habilitados y con las competencias específicas para hacer una exploración clínica en profundidad, orientar en la necesidad de realizar una prueba instrumental si conviene, y proponer una orientación terapéutica adecuada a cada caso.
Núria Oriol, profesora del grado en Logopedia de la Facultad de Ciencias de la Salud del Campus Manresa de la UVic-UCC