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Universitarios séniors versus universitarios júniors: las cinco diferencias

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Sèniors estudiant

Ir o volver a la universidad a partir de los 55 años no es exactamente lo mismo que hacerlo justo después de salir del instituto cuando apenas has llegado a los veinte. El ir a la universidad con una mochila cargada de años de experiencia profesional y vital es muy diferente del del estudiante que llega con la necesidad de construir o reorientar su propia carrera profesional. Haciendo una lista de diferencias, hemos encontrado, al menos, cinco.

Los seniors llenan las aulas de experiencia

La experiencia, y no la edad, es lo que diferencia a los universitarios jóvenes de los seniors: experiencia como estudiantes que todos fueron en el pasado, experiencia de algunos como docentes, experiencia como profesionales, experiencia como personas con muchos años a sus espaldas. Esta acumulación de experiencia en las aulas en cantidad y diversidad enriquece el debate en las clases y las hace menos predecibles y más enriquecedoras tanto para los alumnos como para el profesorado. La experiencia a menudo también es más respetuosa con el esfuerzo de los docentes y al mismo tiempo más exigente: saben mejor lo que pueden esperar y lo que no, lo que es justo pedir y lo que no.

A los seniors los mueve la curiosidad, no la utilidad

Los alumnos seniors aprenden por el placer de aprender, de descubrir nuevos intereses, de explorar nuevos campos de conocimiento. No se forman para acceder al mundo laboral o para avanzar en su carrera profesional, aprenden porque la vida, con nuevos aprendizajes, es más interesante, más estimulante. Así, sus itinerarios formativos no tienen por qué responder a una lógica secuencial de especialización y/o profundización en una materia. A menudo, la posibilidad de seguir itinerarios de tipo exploratorio son igual de atractivos para este alumnado. Los programas para seniors nunca deberían dejar de sorprender a sus alumnos, ofreciéndoles oportunidades para revivir la emoción de experimentar lo que se siente ante las primeras veces.

Los seniors no buscan títulos, buscan aprender

Liberados de la presión de obtener una acreditación formal de la formación recibida, el aprendizaje recupera todo el protagonismo en los programas para seniors. Sin exámenes, el desafío está en el propio aprendizaje, en superar los miedos ante lo desconocido pero desafiante, en la ilusión de comenzar desde cero.

Los seniors van a la universidad a vivir nuevas experiencias con otras personas

La edad ha enseñado a los estudiantes seniors que las vivencias ayudan a consolidar los aprendizajes y, aún más, que a menudo son las mismas vivencias la principal fuente de aprendizaje. Las actividades fuera de la universidad, las visitas, las salidas son especialmente valoradas por este colectivo porque les permiten acercarse de una manera diferente a los contenidos formativos y, sobre todo, les ofrecen momentos de socialización e intercambio con otras personas. Compartir tiempo con otros aporta bienestar emocional, compartir aprendizajes es estimulante intelectualmente. Los programas universitarios para seniors van o deberían ir en esa dirección.

Los seniors viven en el presente

Los alumnos seniors han aprendido que el tiempo solo se puede vivir en el presente y que, como es fugaz, fácilmente se puede perder. Por eso son puntuales, constantes y se esfuerzan por aprovechar los momentos dedicados a la formación hasta el último minuto, al igual que aquellos que dedican al ocio, la familia o el descanso.

 

UManresa cuenta con un programa para seniors desde el curso 2012-2013. Con el nombre de USènior, actualmente ofrece cada trimestre una oferta plural de cursos monográficos. Cuenta con más de 200 alumnos que realizan cerca de 500 actividades formativas cada curso.

 

 

 

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